miércoles, 30 de abril de 2014

Haiho-Nissó, hijo del summun sacerdote Ehfruén, partía de la tercera luna del planeta Gi-Brooum, Tximaia, una azulada luna de agua y vientos suaves que la acariciaban. Su astro, que la la alumbraba, que la vida un día le prometió y desde entonces nació como un milagro para todos, según contaba el primero que surgió, el gran innombrable, se le llamaba Shot-Relón...De el partía el todo, desde lo primero a lo ultimo, decía la gran leyenda, era el principio y el fin...Historia impenetrable que todos aceptaban como la verdad única y que de padres a hijos se acepto por los tiempos como una obligación... Pero Haiho-Nissó, Joven, impetuoso y lleno de curiosidad, al contrario de todos los seres que con el compartían Tximaia, la luna azulada de suaves vientos, un día decidió pensar, incluso siendo aun tan joven...Después de varios irues que es como ellos contaban el tiempo, un irues era una vuelta de su luna a Gi-Brooum, llego a la conclusión de que el no solo podía ser lo que decían los demás y se propuso a si mismo empezar a buscarse fuera de allí... Uno de aquellos comienzos, en los que el gran planeta roca dejaba pasar la tímida luz que era la señal de que un nuevo irues comenzaba. Aprovechando la oración de todos, se encamino decidido al lugar del vuelo, donde las Piranas, unas naves de luz dorada, descansaban de la oscuridad esperando el final de la oración, para que sus guías hicieran uso de ellas. Se acerco con sigilo a una de ellas y abriendo la escotilla se introdujo en el habitáculo guía. Aksha-hamaina, pronunció, palabra que hacia accionar la nave como una orden incontestable y la Piranas, como un rayo de luz dorada partía silenciosa hacia un viaje sin destino determinado.