Haiho-Nissó, hijo del summun
sacerdote Ehfruén, partía de la tercera luna del planeta Gi-Brooum,
Tximaia, una azulada luna de agua y vientos suaves que la acariciaban.
Su astro, que la la alumbraba, que la vida un día le prometió y desde
entonces nació como un milagro para todos, según contaba el primero que
surgió, el gran innombrable, se le llamaba Shot-Relón...De el partía el
todo, desde lo primero a lo ultimo, decía la gran leyenda, era el
principio y el fin...Historia impenetrable que todos aceptaban como la
verdad única y que de padres a hijos se acepto por los tiempos como una
obligación...
Pero Haiho-Nissó, Joven, impetuoso y lleno de curiosidad, al contrario
de todos los seres que con el compartían Tximaia, la luna azulada de
suaves vientos, un día decidió pensar, incluso siendo aun tan
joven...Después de varios irues que es como ellos contaban el tiempo, un
irues era una vuelta de su luna a Gi-Brooum, llego a la conclusión de
que el no solo podía ser lo que decían los demás y se propuso a si mismo
empezar a buscarse fuera de allí...
Uno de aquellos comienzos, en los que el gran planeta roca dejaba pasar
la tímida luz que era la señal de que un nuevo irues comenzaba.
Aprovechando la oración de todos, se encamino decidido al lugar del
vuelo, donde las Piranas, unas naves de luz dorada, descansaban de la
oscuridad esperando el final de la oración, para que sus guías hicieran
uso de ellas. Se acerco con sigilo a una de ellas y abriendo la
escotilla se introdujo en el habitáculo guía. Aksha-hamaina, pronunció,
palabra que hacia accionar la nave como una orden incontestable y la
Piranas, como un rayo de luz dorada partía silenciosa hacia un viaje sin
destino determinado.